miércoles, agosto 25, 2010

Canto a la Madre

Yo no necesito recordarte, cada acción mía es una extensión de tu vida. Nunca podría olvidar ser yo mismo. Gracias a ti

viernes, agosto 20, 2010

El dia que fui mas feliz

El día que fui más feliz el cielo estaba color gris rata con esa humedad venenosa que corroe tu nariz y mejillas, mientras la persistente garua, cual gotera de techo estaba jode y jode, me resbale en esas losetas de cemento pulido y me saque la misma mierda en pedacitos. El camino estaba lleno de pistas rotas y los obreros hacían un ruido infernal taladrando las calles como quien taladra mi cerebro o pretende hacerme una lobotomía, escupían por doquier y la verdosa-amarilla rabia de su boca coronaba el asfalto.

El día que fui más feliz, saque el carro y estaba sin batería y tuve que empujarlo pa que prenda, miles de chiquillos se acercaron a mi implorantes de caridad monetaria, me quisieron limpiar la luna del auto como cinco veces y nunca tuve sencillo y aunque les dije que no les llegó al huevo e igual la limpiaron y después exigieron que el pague, me pusieron una papeleta de transito y no tenia sencillo para la coima y tuve que aflojar 50 soles en billete, me robaron el cel en un semáforo rompiéndome la luna con una bujía mientras miles de ojos compliceatemorizados veían la escena sudando en frio y en caliente y en tibio, mi carro se quedo botado en medio de la nada, donde encima no había teléfonos públicos a la mano.

El día que fui más feliz nadie me quiso prestar el baño y la vejiga ya exigía descargar la resaca de todo lo vivido. Mi jefe me despidió y me pagaron la liquidación después de un mes, en el banco no quisieron liberar mi CTS y me la pase comiendo ramen por un mes, luego de lo cual tuve una ulcera por comer esa mierda, pero que rico que sabía.

El dia que fui más feliz se borraron todas las pornos de mi PC, luego de lo cual le entro un virus muttante cibernético y además de formatear todos mis documentos importantes se formateo asimismo quemando el disco duro, casi casi como un terrorista suicida cibernético, un taliban en AMD o Intel.

El día que fui más feliz, que feliz fui por la putamadre

jueves, agosto 19, 2010

Polisindenton

Suaves texturas que rugen, se queman, luchan, desaparecen. Así era un beso con P, y no es que nos hayamos dado muchos, pero al menos el único que nos dimos duro horas. Horas interminables en donde los besos eran cortos intervalos de la eternidad. Tamborileante cadencia de un cuerpo excitado, negros pensamientos enmarcados en una escena romántica, silenciosos orgasmos no logrados. Su cuerpo era tan suave, tan delicado, que era imposible pensar que al tocarla se evaporaría, era imposible no desear tocarla y a su vez desear no hacerlo. El beso, que no pretendía ser un preludio de nada, duro horas, porque el beso en si fue función, fue la conclusión de una despedida, fue la curva que define el cierre del trazo infinito de un circulo. Podría haberla mirado a los ojos y verme reflejado en esos ojos caramelo, tan claros, tan luminosos que hubiera tenido miedogusto de morir fulminado, tan rápida y tan efectiva su mirada, tan llena de lo indescriptible del momento. La conocía desde hace tanto tiempo y no la conocía, había jurado amarla por siempre en un juramento inocentemente tentador, un pacto de sangre silencioso y honesto. Yo creo que ese juramento siempre me persiguió y solo pudo ser liberado en ese momento.
Luego la oscuridad, el fin del preludio, el adiós. Y así se fue P de mi vida, tan suave y tan frágil, que no quedaba más que hablar de ella como si me hubiera tocado un ángel, fulminado por un rayo indolente que yo mismo había suplicado
Hoy me la volví a encontrar en la calle, la mire y me devolvió la mirada y me regalo una sonrisa. Sin mediar palabras la volví a besar. En ese momento me percate que estaba al lado de un tipo que media como dos metros de largo por uno de ancho, el cual procedió a sacarme la putamadre, mientras yo, sin atisbos de valentía, huía cuidando la retaguardia. En la huida he sabido que yo siempre he sido mejor escribiendo prosa que poesía y me he jurado no volver a intentarlo.