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Con un apesadumbramiento de muerte les hablamos a ustedes, habiendo reunido tal vez las últimas fuerzas que en nosotros habitaban. Habiendo juntado todo el valor necesario para poder expresarnos libremente y sin temor, y aunque los bríos de la vida nos abandonen, no podemos dejar pasar mas tiempo antes de hacer expreso nuestro dolor. y tal vez con estas líneas, renazca la esperanza en nosotros y nuevamente seamos portadores de buenas nuevas
Hace mucho tiempo que no vemos la luz, nuestros sentidos están atrofiados, habiendo siendo confinados al más oscuro rincón de este recinto nuestra esperanza se ha desvanecido por completo. ¿Que paso? ¿Por qué hemos sido condenados a este encierro, nosotros que servimos lealmente durante años a nuestro guía, a nuestro líder? ¿Por qué la vida injustamente nos ha desterrado hacia esta sucia sombra que ahora nos consume y nos agobia? ¿Por qué? Nos preguntamos, pero la respuesta es esquiva, la respuesta nos es negada y en el ambiente flota alrededor nuestro la indiferencia.
Siendo aun útiles y fieles, hemos caído de la gracia de nuestro señor. Pero aun así permanece en nosotros la esperanza de algún día volver a ocupar los primeros lugares y la actividad casi diaria que teníamos.
Tenemos la esperanza de que regresarán los días de gloria en donde nuestra presencia era requerida en todo momento, donde nuestra sola mención era sinónimo de alegría y donde nuestra falta era seguida de un coro de lamentaciones el cual a viva voz clamaban por nuestro pronto retorno, toda vez que este siempre fue inminente. Aun guardamos en nuestra memoria el dulce recuerdo de estos hechos, aun puedo casi saborear dulcemente la alegría que día a día nos prodigaban, la limpieza y cuidado que se tenia de nosotros.
Pero un fatídico día, los invasores llegaron e invadieron pro completo nuestro habitat. He visto como cruelmente los nuestros eran echados lejos, algunos para ser echados lejos y otros para servir de diversión a las fieras. Nosotros, los últimos, pudimos escondernos y sobrevivir en medio de este entorno agreste, que antes habíamos considerado nuestro hogar.
Y fuimos olvidados y nunca más se nos buscó ni se nos nombró, como si un conjuro maligno hubiera borrado de la memoria de nuestro señor, nuestro antiguo servicio y nuestra antigua utilidad
Así que hoy, haciendo acopio de las pocas fuerzas que nos quedan, lanzamos este mensaje, ara que tal vez, de algún extraño modo, podamos salir libres de este cautiverio y volver a aquellos tiempos gloriosos que vivimos.
Hoy queremos vislumbrar a pesar de todo, en este oscuro rincón, una señal de esperanza para nuestra futura vida.
Hoy, nosotros, el último par de medias blancas del Imberbe_Muchacho, nos ponemos de pie y quizás con la última exhalación de nuestros pulmones gritamos a vivas voz en cuello ¡CUANDO NOS VAS A VOLVER A USAR!¡LIBERTAD MIS HERMANOS!¡LIBERTAD!
¡ALBA GU BRA!